Para Clara, por 36 años
El domingo pasado tuve que enviar mi colaboración del lunes sin conocer los resultados de la consulta acerca de la revocación del mandato. Sabíamos que habría poca asistencia y gran apoyo a la permanencia del Presidente, pero no los resultados exactos. Ahora tengo que escribir sin conocer el resultado de la votación de la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica en la Cámara de Diputados.
Es claro que Morena y aliados no tienen los votos suficientes para aprobar la iniciativa. Requerirían 333 votos a favor, y difícilmente llegarán a 270, considerando las inasistencias. Por el contrario, los opositores asistieron en su totalidad, aunque perdieron un diputado en la semana, que decidió cambiarse a Morena, para asegurar el nombramiento de su padre, exgobernador de Campeche, como embajador.
Sin embargo, no sabemos en qué momento se podrá pasar a la votación, porque la sesión se ha alargado bastante. De hecho, primero se pospuso, porque debía haberse votado el martes pasado, pero Morena no tenía los votos, y pensaba que podría obtenerlos. Como le decía, todo indica que consiguieron uno, aunque perdieron otro, del PVEM, que decidió no presentarse.
Ayer, Morena intentó anular el voto de Margarita Zavala, por ser esposa de Felipe Calderón, a quien acusan de ser consejero de Iberdrola. Zavala había solicitado con antelación la opinión del área jurídica de la Cámara, para saber si existía algún conflicto de intereses. La respuesta fue negativa, por lo que el reclamo de ayer no tenía fundamento. De cualquier forma, se interrumpió la sesión algunas horas.
Afuera de la Cámara, movilización de personas; al interior, insultos y gritos. Pero si la votación se realiza, la iniciativa habrá muerto. Eso ocurrirá en algún momento de la noche, me imagino, y tal vez usted ya conozca el resultado. La posibilidad de que no haya votación espero que no se concrete, porque se trataría de una ruptura del orden constitucional muy grave, y difícil de corregir.
Como habíamos comentado antes, lo ocurrido durante esta semana que termina será fundamental para los próximos meses y años. La fuerza del Presidente se ha hecho evidente, porque él lo ha querido, y no es de la magnitud que suponían. Ya no cuenta con el respaldo de la mitad de la población, ya no tiene mayoría calificada en la Cámara, y la ausencia de resultados, en todas las dimensiones de la vida pública, juega en su contra. La aspiración de construir una transformación que durase décadas ya no se cumplirá.
Si esta reforma no pudo aprobarse, el mismo destino tendrá la reforma electoral, y posiblemente incluso la relativa a la Guardia Nacional, ahora que organismos internacionales han exigido el fin de la militarización de la vida pública en México. Ya no habrá cambios de fondo, y el marco legal que tenemos será el que rija el resto de este gobierno. Al respecto, hay ya evidencia clara del mal manejo del presidente de la Corte en la votación del jueves 7 de abril, que lo pone en una situación de debilidad en sus esfuerzos de actuar como tapete del Ejecutivo.
Si durante marzo fue la investigación periodística la que puso en jaque al Presidente, en abril son las instituciones en pleno, respaldadas por la población que decidió hacerle hueco al ejercicio narcisista. De aquí en adelante, la actual administración se arrastrará tratando de tener algún resultado, algún candidato, algún éxito.
La historia del Presidente, sin embargo, nos exige mantener la presión y evitar que sus recursos tradicionales, jugar al filo de la ley y victimizarse, pudieran complicar un periodo que, de por sí, se ve sumamente complicado. Como habíamos dicho, estamos ya en una nueva etapa.
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