

Casi todo el mundo sabe que, además de perseguir y asesinar a millones de personas judías, los nazis quisieron erradicar a la población homosexual de Europa, junto a otros grupos como los gitanos y los discapacitados, a quienes en su execrable lógica consideraban “razas” inferiores que debían de ser purgadas de la sociedad.
Lo que no todo el mundo sabe es que, sin llegar a las cumbres de la inhumanidad exhibidas por el Tercer Reich, la vida para las personas homosexuales en Alemania después de la caída de Hitler continuó siendo un infierno, principalmente gracias a la aplicación del llamado Artículo 175 del código penal alemán, vigente desde finales del siglo XIX hasta su abolición en el año 1994.
Según Heiko Maas, ex ministro de Justicia de Angela Merkel, casi 70,000 homosexuales fueron procesados bajo esta normativa que penaba con cárcel las relaciones entre hombres.
Cientos de vidas de personas eran destruidas a diario mientras el mundo occidental felicitaba Alemania por la reconstrucción de su país tras los horrores del nazismo. El problema era que otros horrores seguían en pie, y recién en el año 2017 el Estado alemán pediría disculpas por la persecución a sus ciudadanos homosexuales, cuando la mayoría de esas personas afectadas ya habían fallecido.
Ese oscuro -y mayoritariamente desconocido- capítulo de la historia alemana es la base de la nueva película del director austríaco Sebastian Meise, “Great freedom”, que tras obtener un premio en el Festival de Cannes y ser seleccionada por su país para competir por los Oscar, llegó finalmente a streaming a la plataforma Mubi.
Se trata de una película dura, poética, y emotiva, anclada en una interpretación central inolvidable de Franz Rogowski (”Transit”, “Undine”) como el hombre que es condenado a una vida tras las rejas solo por su orientación sexual, y que empieza a sentir algo cercano a la libertad al dar la espalda a la sociedad “civilizada” y convivir con los otros presidiarios, en una historia que abarca desde los años inmediatamente posteriores al nazismo hasta la década del 70.

En diálogo con Infobae por Zoom desde Viena, su director Sebastian Meise dijo que descubrir la existencia del Artículo 175 y los horrores que produjo fueron una sorpresa para él, y esa indignación resultó el punto de partida de la elaboración del guión de la película, que le tomaría 6 años.
“No estaba muy familiarizado con esta ley. Sabia por supuesto que la homosexualidad había sido ilegal en Alemania, como estuvo penada durante mucho tiempo en todo el mundo. Apenas había escuchado hablar del Artículo 175, pero no sabía exactamente los alcances de lo que había sido esa persecución a las personas homosexuales en Alemania”, contó el director.
En ese sentido, apuntó Meise, al ser él mismo una persona gay, confesó sentirse “avergonzado” por desconocer algo tan dramático que había afectado a cientos de miles de personas.
“Investigué mucho sobre el tema, hablé con personas que habían sufrido esta ley. Indagué también en la comunidad queer de Alemania de personas más jovenes, y descubrí que muchos no habían escuchado hablar de esto. Incluso mi padre, que creció en los 50´s y 60´s, tampoco sabía nada”.
Meise señala sin embargo que pese a haber realizado una investigación extensa sobre la vida de los homosexuales alemanas durante esa época, la película es estricamente una ficción, y el personaje interpretado por Rogowski, tal vez el actor europeo más importante en la actualidad, es una construcción ficticia.
“No había pensando en él cuando estaba escribiendo el guión, pero cuando obtuvimos el primer dinero de financiación y hacer la película empezó a ser una posibilidad más segura y hubo que pensar en el elenco, Franz fue mi primera elección. Es uno de mis actores preferidos y la química que tenía con Georg [Friedrich, co-protagonista de la película] era muy singular. Ellos tampoco sabían nada de esta ley, por cierto”, explicó Meise, añadiendo que la película “El beso de la mujer araña”, basada en la novela del argentino Manuel Puig fue una de sus influencias al concebir la película, al ser también la historia de un romance entre dos presos víctimas de la situación política.
“La vi de adolescente y me encantó, me marcó. Fue por supuesto una gran referencia para mi película, aunque no me animé a verla antes de rodar, recién lo hice después. De todas formas creo que es una historia que ha envejecido bastante mal, con el homosexual estrambótico y loca siendo la representación de lo gay. Por eso quería que en mi película los personajes gays fueran igual a cualquier otro, sin afectación. Solo son personas que aman a las personas equivocadas para los estándares de la época”.
Una película histórica… y actual
Meise le dice a Infobae que más allá de la excelente recepción de la película en festivales y por parte de la crítica, una de las cosas más importantes que ha generado el estreno de “Great Freedom” ha sido la conversación que ha provocado tanto en Alemania como en otros países al echar luz sobre un hecho poco conocido en la historia de este país.
“Tuvimos muchas proyecciones y discusiones posteriores, y la prensa desempolvó la historia de los sobrevivientes de esta ley, porque en Alemania recién en el 2017 el ministerio de Justicia pidió disculpas por lo que habían hecho, y establecieron unos pagos de reparación a sus víctimas”, explica.

¿Cree que este reconocimiento por parte del estado alemán llegó demasiado tardE? “Bueno, la mayoría de las víctimas afectadas por esta ley ya habían muerto para ese momento, y los que estaban vivos les dijeron, Ahora no queremos su dinero. Jódanse, ya superamos esto, el haber sido marcados como criminales toda nuestras vida. Ya no necesitamos su lastima”.
Sin embargo, Mesei cree que la relevancia de la película va más allá de la rememoración de un episodio histórico. “No es solo en mi país Austria que los conservadores y la ultra-derecha está fuerte, es en todo el mundo. Los derechos que hemos ganado como colectivo están siendo cuestionados y amenazados por estas fuerzas. Por eso, por un lado creo que mi película es una historia de amor, un relato sobre la humanidad de las personas, pero por otro reivindico su aspecto político. Contar esto, ahora, en medio del avance de la ultra-derecha, es un acto político”
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Source La homofobia de Estado en la Alemania post-Hitler, en una de las películas del año