El martes pasado, en su primer informe trimestral del año, el presidente López Obrador destacó datos que “demuestran el avance” de su gobierno, pero omitió otros, como los de crecimiento económico.
AMLO dijo que “están inscritos en el Seguro Social 21 millones de trabajadores, una cifra histórica”, lo cual es cierto.
Subrayó que “en poco más de tres años el peso se ha fortalecido en más de 2 por ciento con relación al dólar, o sea, no se ha depreciado, como solía pasar”.
Lo que no dijo es que desde 1995 México tiene un tipo de cambio flexible, que es uno de los factores que ha contribuido a la estabilidad macroeconómica del país, junto con una política monetaria sólida respaldada por la autonomía y credibilidad del Banco de México.
El presidente resaltó que “la mezcla mexicana de petróleo se vende en 92 dólares el barril”, después de que en marzo llegó casi a 120 dólares.
El precio del petróleo sigue reflejando los desequilibrios en el mercado que surgieron por la pandemia y, recientemente, el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania.
AMLO destacó que “la economía se está recuperando. El año pasado crecimos 5 por ciento, casi lo mismo que Estados Unidos”.
No ofreció ningún dato de crecimiento de este año, pese a que el INEGI reveló que el Indicador Global de la Actividad Económica creció 0.4 por ciento en enero.
La economía mexicana hila tres meses en terreno positivo, aunque se desaceleró respecto a diciembre, cuando creció 0.9 por ciento.
Claramente en el primer mes del año se reflejaron los efectos de la variante ómicron, que provocó un pico de contagios.
Pese al crecimiento de enero, la actividad económica en México aún está 3.1 por ciento por debajo de sus niveles previos a la pandemia.
En su informe, AMLO dijo que “la inflación (en México) es menor a la de nuestro país vecino del norte”, lo que también es cierto.
La semana pasada se conoció que la inflación en Estados Unidos llegó a 8.5 por ciento anual en marzo, por lo que está por arriba del 7.5 por ciento en México.
Expuso que “aunque el Banco de México incrementó la tasa interés a 6.5 por ciento, de todas formas, es menor al 8 por ciento de cuando llegamos al gobierno”.
No le han comentado que el consenso de los analistas encuestados por Citibanamex y el propio Banxico anticipan que la tasa de interés de referencia cerrará el año en 8 por ciento.
Los analistas anticipan un nivel de tasas más alto en lo que resta del año al considerar la desviación de la inflación respecto a su objetivo.
En el informe trimestral, el presidente destacó que “la deuda ha crecido menos que en los tres sexenios anteriores”.
Tiene razón, pues la deuda pública se ha mantenido en torno al 50 por ciento del PIB. Incluso organismos internacionales, como la OCDE, han reconocido la ‘gestión innovadora’ de la deuda pública de México.
En otra parte de su mensaje, AMLO enfatizó que “estamos conscientes que fue un acierto el haber renovado el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá”.
Según el presidente, “ahora México es uno de los países más atractivos del mundo para la inversión, el desarrollo económico y el comercio”.
Es evidente la importancia que representó la apuesta por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
Durante los primeros dos meses del año, México se colocó como el socio comercial número uno de EU, señal de la integración con la principal economía del mundo, que es uno de nuestros motores para el crecimiento.
Pese a que haber renovado el T-MEC fue un ‘acierto’, el presidente insiste en cambiar las reglas del juego en materia eléctrica, pero de forma retroactiva, sin importar las implicaciones en la relación con EU u otros países con los que tenemos tratados comerciales y acuerdos de protección recíproca de inversiones.
“En estos días está en debate para su aprobación o rechazo nuestra propuesta de reforma a la Constitución para que la nación recupere el control de la industria eléctrica nacional”, dijo AMLO el martes.
“Son tiempos de definición y, sin medias tintas, los legisladores tendrán que decidir si se colocan como defensores de los intereses de las empresas particulares nacionales, y fundamentalmente extranjeras, o si optan en los hechos por ser auténticos representantes del pueblo y de la nación”, abundó.
También afirmó que “hace unos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró constitucional la Ley de la Industria Eléctrica, que inicialmente propusimos y que aprobó el Congreso para cancelar la decisión perversa, impuesta por los neoliberales corruptos, de no considerar como limpia la energía producida en las hidroeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad”.
Lo único claro es que la resolución de la SCJN sobre la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica de 2021 sólo aumenta la incertidumbre y la inseguridad jurídica en el sector eléctrico, en perjuicio de las inversiones, pues no sentó jurisprudencia, por lo que los juicios de amparo en proceso seguirán su curso.
Sí, son tiempos de definiciones, pero también de omisiones.
Source Tiempos de definiciones… y omisiones