

A raíz de la caída en la perspectiva de crecimiento del Producto Interno Bruto para México en este 2022, y después del lento ritmo de recuperación que tuvimos en el 2021, es necesario pensar en una estrategia diferente para acelerar el crecimiento de la economía mexicana.
En el 2015 México se comprometió con avanzar hacia el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, promovido por la Organización de las Naciones Unidas. De estos 17 objetivos quiero resaltar particularmente el objetivo número 8, en el cual los países se comprometen a promover el trabajo decente y el crecimiento económico. Dentro de este objetivo se señalan 12 metas de las cuales las tres primeras están enfocados al crecimiento económico per cápita, a mejorar la productividad mediante la diversificación, modernización e innovación y a promover políticas orientadas al desarrollo empresarial, al emprendimiento y a la creación de empleos. La cuarta meta busca mejorar el consumo eficiente de los recursos evitando la degradación del medio ambiente, y la quinta meta propone lograr el pleno empleo, productivo y decente para hombres, mujeres, jóvenes en general y personas con discapacidad, y por supuesto con igualdad de remuneración por su trabajo. Si al menos nos enfocáramos en estas cinco metas con programas y proyectos bien estructurados en cada uno de nuestros estados, creo que podríamos acelerar el crecimiento y desarrollo del país de una manera incluyente y equilibrada.
En mayo del 2015 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, una Ley para impulsar el incremento sostenido de la productividad y la competitividad de la economía nacional y ésta se actualizó en el 2017 (DOF 17052017) En el artículo tercero de esta Ley se establecen 14 objetivos específicos, precisamente para encaminar el esfuerzo de una política económica hacia el logro de los ODS de la Agenda 2030. Quiero destacar el primer objetivo de dicha Ley porque, de el marco del mismo, se desprende – de alguna manera – el Programa Especial para la Productividad y la Competitividad 2020-2024, dentro del Plan Nacional de Desarrollo de la actual administración federal. El objetivo de la mencionada Ley dice, entre otras cosas: “Implementar una política nacional de fomento económico dirigida a impulsar el incremento sostenido de la productividad y la competitividad; potencial la inversión; promover los cambios en la estructura productiva del país hacia sectores económicos de elevada productividad y competitividad”. Como podemos ver hay una clara alineación entre este primer objetivo de la Ley y las cinco primeras metas del ODS No.8 de la Agenda 2030. A su vez, está muy alineado con los objetivos prioritarios del mencionado Programa Especial para la Productividad y la Competitividad del Plan Nacional de Desarrollo 2020-2024.
Tomando en cuenta lo anterior, podríamos decir que la política económica de el Gobierno de López Obrador está claramente alineada con la Ley que promulgó Peña Nieto en el 2015 para promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, creo que aún hay mucho que hacer para implementar incluso los primeros pasos de todas esas estrategias, pero si queremos empezar a ver resultados para el 2030 necesitamos acelerar la implementación de acciones concretas.
Incluso en el Programa Especial para la Productividad y la Competitividad se desglosan claramente lo que llaman acciones puntuales y a pesar de que se señalan dependencias responsables creo que aún no se toman acciones claras para su implementación. Particularmente quiero destacar la estrategia 1.3 del Programa Especial, que dice: “Facilitar la participación laboral de las mujeres en igualdad de oportunidades en empleos productivos y con mejores salarios”, pues hemos sido testigos que la recuperación de empleos después de la pandemia no ha sido equilibrada – de hecho, no lo era antes tampoco.
En el tablero estadístico del INEGI sobre mujeres y hombres en las actividades económicas del país con información del censo económico del 2019, podemos ver que en 22 estados del país en donde predomina la actividad industrial, los hombres representan el 60 porciento en promedio del personal ocupado. Solo en los estados en donde su vocación predominante es el comercio, la distribución se encuentra ligeramente más equilibrada pero los hombres siguen teniendo clara mayoría.
Tenemos un gran reto en el país para acelerar la productividad y la competitividad de manera integral y equilibrada, lo interesante es que existen leyes, programas, estrategias y acciones propuestas para lograrlo; solo espero que todos esos documentos no se conviertan en letra muerta y que lleguemos al 2024 (ya no digamos al 2030) sin haber avanzado en ninguno de estos objetivos declarados, incluso, en el Plan Nacional de Desarrollo del mismo López Obrador.
Source Pablo de la Peña: Leyes y programas para la productividad y la competitividad