


Las tropas rusas dejaron atrás edificios derruidos, calles llenas de autos destruidos y residentes que necesitaban alimentos y diversa ayuda en una ciudad del norte de Ucrania, mientras Kiev pidió el jueves más ayuda a Occidente para detener la ofensiva de Moscú.
Decenas de personas hicieron fila para recibir alimentos, pañales y medicinas en una escuela destrozada que ahora sirve como punto de distribución de ayuda en Cherníhiv, que las fuerzas rusas asediaron durante semanas tratando de avanzar hacia el sur, hacia la capital. En la pizarra de un salón de clases está escrito con tiza: “Miércoles 23 de febrero-trabajo de clase”. Rusia invadió al día siguiente.
El ministro de Exteriores de Ucrania volvió a suplicar el jueves “armas, armas y armas” de la OTAN, y la alianza occidental accedió tras conocerse las atrocidades presuntamente cometidas por tropas rusas al retirarse de áreas alrededor de la capital de Ucrania.